Rompolstinsky en McAllen...

Erase una vez este diminuto ser que vivia en un magico reino llamado regiolandia, las cualidades de Rompolstinsky eran pocas, pero sus defectos abundantes. Esta es una anecdota de este peculiar hombrecillo.

Una vez emprendio un viaje a un reino vecino el cual tenia fama de tener los precios mas bajos en sus todos productos, razon por la cual los habitantes de regiolandia formaban caravanas rumbo a ese lugar. Cuando llego al mencionado reino, nuestro personaje quedo maravillado y compras y compras realizo, todas ellas sin ninguna preocupacion; pero hubo una de ellas que le cauzaba gran exitación: la compra de unos zapatos nuevos. Buscaba los zapatos de moda, aquellos que nadie podria tener, y tal fue su sorpresa cuando los encontro que brincos de alegria dio por todo el lugar. Tan rapido como pudo tomo la caja que contenia los preciados articulos y sin vacilarlo ni un segundo el dinero del bolso saco, lo entrego a la cajera y una sonrisa le regalo.

Viajaba de regreso a su tierra natal Rompolstinsky imaginando los zapatos en sus pies, y pensando en la envidia que causaria a sus paisanos al exhibir tales piezas de buen gusto. Al llegar a su hogar, rapido bajo del carruaje todas las cosas que compro sin soltar el ningun momento la caja que contenia su fascinación.

Rato despues, ya descanzado, se sento en su sillón predilecto y tomando la caja entre sus piernas la abrio; el contenido estaba reluciente. Tomo el primer zapato e intento meterlo al pie derecho, al batallar en que el pie entrara cuenta se dio que en su mano el pie izquierdo tenia, por lo cual procedio a colocar el zapato en el pie correcto, sin problemas el pie izquierdo en el zapato entro. Momentos despues tomo el segundo zapato y procedio de nueva cuenta a ponerlo en el pie derecho, cuando noto que de nueva cuanta tenia dificultades en introducir el pie al zapato. En ese instante su mente vacilo, los ojos salieron de sus orbitas al mismo tiempo que una cubierta cristalina los llenaba lentamente, sus labios se quebraron y una inevitable lagrima rodo por su mejilla:

Dos zapatos izquierdos era lo que habia comprado.

Digamos que entre todas las cualidades de inteligencia no habia sido dotado.